SE FUE SIN SER PERDONADO

En nuestra sociedad se habla mucho del perdón, como una muy loable facultad de generosidad espiritual. El sustantivo “perdón” o el verbo “perdonar” esta anclado en la religión cristiana en el “Padre Nuestro” hablando por única vez de la acción de “perdonar” y también del hecho de “ser perdonado”.En la realidad sin embargo el “perdonar” siempre se enfoca sobre la acción de la persona que ha sido ofendida o lastimada en alguna forma y la cual por rencor no puede perdonar.

Con esta reflexión, hoy salía del funeral por la memoria de Salvador Robles. Salvador murió hace unas semanas como consecuencia de esos achaques que, inevitablemente, a todos nos deparará la edad. Pero, sinceramente, creo que la decisión del Grupo Popular de retirar el nombre a la calle que llevaba su nombre, en el momento de su convalecencia, le ayudó a morir un poco más a disgusto.

Conocidas por todas las acciones polémicas (injustificables y condenables si ocurrieron como se narran) que en nuestro pueblo llevó a cabo, hace un par de años Salvador pagó sus errores con creces.

Y, sinceramente, quien reconoce su error al pueblo de esa forma merece un reconocimiento. Nos referimos a que, cuando este Ayuntamiento no tenía un solo metro de suelo público y el SESCAM nos pedía un terreno para construir un consultorio Salvador vendió su suelo al Ayuntamiento por 15000 pesetas/metro , cuando por aquellas fechas se empezaba a pagar a 90.000 y cuando se puso el nombre a su calle, a 150.000.

Como reconocimiento a esa aportación para nuestro pueblo y pérdida patrimonial para Salvador la anterior corporación decidió poner su nombre a la nueva calle que se abriría en esos terrenos. Pocas personas en Recas perderíamos de lo nuestro para cederlo al municipio.

¿Fue ésta una manera de tratar de disculparse instalado en la sabiduría que otorga la vejez? ¿Quiso Salvador rectificar y compensar a Recas por las turbulencias pasadas?

Nunca lo sabremos. Los actuales gobernantes se han instalado en el rencor y en el odio y no en el saber perdonar, y pocas semanas antes de su muerte decidieron retirar el nombre de la calle Salvador Robles por otro que borraría para siempre la capacidad tan ejemplar de pedir perdón de una forma honorable de un ciudadano arrepentido.

Hoy en el funeral vi a algunas personas que se posicionaron radicalmente en contra de que una calle de Recas llevase ese nombre. Pero hoy, inexplicablemente, acudieron a su último adios. Alguien escribió para estos casos que las lágrimas más amargas vertidas sobre una tumba, son las palabras nunca dichas y las acciones jamás realizadas.

Quizá hoy sea el momento de dar ejemplo. Seamos valientes perdonando y amables reconociendo. Que nunca el rencor ciegue a gobernantes a quienes se presume honrados.

Hoy, más que nunca, Salvador merece su calle.