En la mañana de ayer faltó algo en el tranquilo paisaje de nuestro pueblo. En un lugar de nuestra plaza, de nuestro corazón social no había personas conversando en torno a un corro o a un corto de cerveza. El bar que ha agluinado durante miles de días desde su existencia las reflexiones de nuestros hortelanos sobre el precio de las cebollas, de nuestros ciudadanos sobre la gestión de un equipo de gobierno o u otro y de cientos de visitantes mojando en una ración de gambas, aparecía cerrado. Mari nos dijo adios.
Un adios con un evidente componente de tristeza y de un sufrimiento no merecido. La sensatez de los requeños hace pensar que las buenas personas no merecen conocer el llanto ni nada que se aproxime a un mínimo dolor. Y cada uno de los que las generaciones que detrás de la barra de LOS ÁNGELES nos han atendido tiene su carácter formado conforme a esa construcción genética, la de la gente maja: la de las exquisitas personas.
Por eso, como hoy, las veces que uno de los vuestros nos ha faltado Recas se estremece. Y nos acordamos del cariño que tenemos a las distintas generaciones de familias que constuituís esa institución del ocio amable en nuestro pueblo. De vuestras sonrisas y exquisito trato detrás de una barra y de que merecéis, en momentos duros como éste, todo nuestro ánimo y apoyo.
Seguiremos esperando vuestras gambas, sin olvidar ese otro sabor que nos deja la ración de un domingo como éste.
Desde aquí, os enviamos un fuerte abrazo.
3 comentarios:
Me habeis tocado la fibra.
Claro que son gente encantadora, mi mas sincero abrazo a la familia desde aqui.
Un gran abrazo para esta gran familia.Marina
Mi mas sentido pesame para toda su familia, y muy en especial para sus hijos.
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